Nuestra gira se inició en la IV Jornadas Internacionales en Machala, organizado por el grupo de Teatro de Oro con grupos invitados de Argentina, Colombia, Cuba, Perú, Ecuador y nuestra obra Alasestatuas representando a Bolivia; en esta ciudad también dictamos un "Taller de Puesta en Escena" para más de veinte estudiantes de teatro que después fueron los organizadores de nuestra quinta función en su espacio Noger Ordoñez. Esta función, fue la primera de muchas en las que amigos ecuatorianos o bolivianos que residen en Ecuador conocedores de nuestro trabajo nos abrieron las puertas de sus espacios y escenarios y tuvimos el honor de compartir con toda esa energía que representa al movimiento teatral ecuatoriano.
Viajamos a Cuenca donde realizamos tres presentaciones en el teatro El Barranco espacio del grupo Quinto Río que nos cobijó y nos dio la oportunidad de reencontrarnos con nuestros hermanos del Grupo Teatro La Vuelta, fueron tres días en los que alargamos las horas para tratar de conocer a toda esa gente, actores, familias y personalidades que nos acercaron a Cuenca, una ciudad eminentemente artística.
La última escala fue en Quito, donde realizamos cinco funciones, dos en el teatro de Cactus Azul, donde trabajamos en el montaje y las funciones con toda la familia como un solo equipo y nos regalaron ese ambiente de hogar que dio lugar a la comunión de nuestra obra con el público invitado.
Las dos funciones siguientes se presentaron en la Casa de Malayerba donde nos encontramos con los amigos de este prestigioso teatro ecuatoriano, fueron dos funciones hermosas y tenemos el orgullo de decir que logramos voltear taquilla en Quito, queremos pensar que el boca a boca que se generó desde nuestro arribo a tierras ecuatorianas, ha sido el motivo por lo que tanta gente nos haya esperado en estas últimas funciones.
La función de cierre fue muy especial porque estrenamos el espacio cultural La Soberbia, café, bar y a partir de nuestra función, espacio alternativo para presentaciones de teatro, fue la familia que nos acogió en su hogar y la que también nos confió este gran momento que resultó en una función donde la cuarta pared estaba detrás del público ya que ese metro no pudo separar al actor del espectador.
El día que partíamos de retorno a Bolivia, recogimos nuestra maleta verde, nuestros palos de la ventana, nuestra maceta con la flor, pero estábamos en la lista de invitados en la función de estreno en Quito de la obra “La república análoga” de Malayerba, que fue una experiencia inolvidable y que nos permitió dar el último abrazo fraterno de despedida con todos nuestros amigos de la Casa de Malayerba que estamos seguros es sólo un saludo para un próximo reencuentro.
Trabajamos, la pasamos bien y aprendimos mucho, gracias hermanos de Ecuador.
Viajamos a Cuenca donde realizamos tres presentaciones en el teatro El Barranco espacio del grupo Quinto Río que nos cobijó y nos dio la oportunidad de reencontrarnos con nuestros hermanos del Grupo Teatro La Vuelta, fueron tres días en los que alargamos las horas para tratar de conocer a toda esa gente, actores, familias y personalidades que nos acercaron a Cuenca, una ciudad eminentemente artística.
La última escala fue en Quito, donde realizamos cinco funciones, dos en el teatro de Cactus Azul, donde trabajamos en el montaje y las funciones con toda la familia como un solo equipo y nos regalaron ese ambiente de hogar que dio lugar a la comunión de nuestra obra con el público invitado.
Las dos funciones siguientes se presentaron en la Casa de Malayerba donde nos encontramos con los amigos de este prestigioso teatro ecuatoriano, fueron dos funciones hermosas y tenemos el orgullo de decir que logramos voltear taquilla en Quito, queremos pensar que el boca a boca que se generó desde nuestro arribo a tierras ecuatorianas, ha sido el motivo por lo que tanta gente nos haya esperado en estas últimas funciones.
La función de cierre fue muy especial porque estrenamos el espacio cultural La Soberbia, café, bar y a partir de nuestra función, espacio alternativo para presentaciones de teatro, fue la familia que nos acogió en su hogar y la que también nos confió este gran momento que resultó en una función donde la cuarta pared estaba detrás del público ya que ese metro no pudo separar al actor del espectador.
El día que partíamos de retorno a Bolivia, recogimos nuestra maleta verde, nuestros palos de la ventana, nuestra maceta con la flor, pero estábamos en la lista de invitados en la función de estreno en Quito de la obra “La república análoga” de Malayerba, que fue una experiencia inolvidable y que nos permitió dar el último abrazo fraterno de despedida con todos nuestros amigos de la Casa de Malayerba que estamos seguros es sólo un saludo para un próximo reencuentro.
Trabajamos, la pasamos bien y aprendimos mucho, gracias hermanos de Ecuador.